martes, febrero 22, 2005

Persecusión

Los muros caen aturdidos por el silencio de esta casa
la recorro en todos los sentidos
escapando de mi propio ser

los objetos no me dirigen la palabra
me ahoga no encontrarte,
no verte de nuevo.
Ciega mis sentidos el no ser dueño de mí mismo,
y cómo esta náusea por mareas me inunda

Es pesado permanecer tanto tiempo en silencio
dirigiéndome palabras a mí mismo,
o enloqueciendo tratando de armar un monólogo
contra ti,
ni la vigilia, ni el descanso son cura para mi espíritu atormentado

Nada me sosiega,
ni en la nada me complazco,
la soledad que añoraba
ahora me cubre de sudor frío,
sudor acompañado de mis más terribles miedos
y las más lapidantes angustias

La fortaleza que me habitaba me abandona,
he sido traicionado por mi propio inconciente
y ahora me persigue empuñando mis culpas
quiere por fin dar cuenta de mí,
de mis pecados, de mis faltas y mis olvidos.

Tras otro muro caído esperaré,
esperaré a que de alguna forma termine mi castigo.

No hay comentarios.: