sábado, febrero 05, 2005

Manual del buen amante

Quiero esta noche enseñarte algo que la experiencia me ha regalado, que ha permitido que llegue hasta mí, tal vez sin merecerlo o tal vez porque supo que yo sí la escucharía. Esta noche te voy a enseñar a ser buen amante, pero no amante de sábanas, camas, sudores y suspiros, eso se adquiere sólo con un poco de buena observación y hasta escuchando ciertos géneros musicales, en esta noche te voy enseñar a ser amante, amante de amador, de poseedor; de cómo marcarlas con tu ser, de como hacerte dueño del corazón de una mujer, de la que elijas que sea tu mujer por un tiempo, o hasta dos tiempos, si la vida así te lo permite y si tu lo permites, por supuesto.

Si alguna vez, el destino te regala la ventura de llegar al corazón de una mujer, obvio luego de sortear los obstáculos que ella ha dispuesto, o como sucede algunas veces sin sortear ninguno pues ella te eligió a ti antes de que tu lo hicieras con ella, recuerda que su piel es continuación del miocardio, que cuando la toques cada poro te recordará y sabrá con qué intención lo hiciste; ella sabrá cuando estás agitado, apasionado o destruido, muy pocas veces yerra, pues ella, esa mujer al solo contacto contigo y al mirar tus ojos rápidamente leerá tu intención, tu mente y tu corazón. De vez en cuando te recomiendo te acerques a sus oídos y le susurres, dile cosas que tenga que adivinar, suponer y completar, háblale despacio y pasito, de manera que cuando no entienda, su imaginación vuele y complete con palabras que no has dicho, las palabras que ella supuso escuchar, las palabras que ellas quería oír; luego de eso si quieres, con tu lengua un poco humedecida comienza a recorrer su oreja, memoriza sus rincones y protuberancias; allí en la oreja, encontrarás uno de los conectores principales con su sexo (más adelante te diré donde esta el otro), y lo que le hagas a la oreja lo sentirá por triplicado, en función de lo que sienta por ti; es importante detectar cual es la oreja que tiene la mejor conexión, cual despierta su pasión con más fuerza, cual es la que con los movimientos adecuados, más un beso, más unas pocas caricias, permitirán que esa noche navegues desde las superficies de su piel a lo más profundo de su ser.

Cuando la beses, bebas de sus labios y con tu lengua busques la de ella, empieza despacio, muy despacio, (en estos cuentos del amor y la seducción la velocidad tiene mucha importancia y ellas lo saben, luego te diré más cosas de la velocidad pero si lo olvido no la pierdas de vista; por ahora te adelanto que por lo general siempre es despacio, suave y fuerte y luego rápido apasionado y contundente, pero sigamos…) muerde sus labios poco a poco, saborea la saliva que te regala como preludio de lo que vas a beber de su ser, bésala, siente su respiración y no resistas mucho, abrázala, toma su cintura, permite que sus senos sepan que son el contacto con tu pecho, permíteles saber que muchas veces se recostarán en búsqueda de consuelo o pasión. Respecto a esta parte de los besos si te recomiendo algo… es un secreto… no sé si lo descubriste antes… pero yo ya lo hice…en un día en el que la pasión los desborde hazte el difícil no cedas rápido a tus instintos (recuerda la premisa de la velocidad) ese día dile que sus labios son como su sexo, y con la punta de tus dedos recórrelos despacio, (recuerda… despacio… si sigues mi premisa de la velocidad, llegarán días en que ella querrá poseerte tan rápido como a ti con ella y te sorprenderá cómo cumple uno a uno tus deseos, valga la redundancia de extrema velocidad); luego recórrelos con la punta de tu lengua y aléjate de vez en cuando – te recomiendo que ella esté acostada – y sus labios perseguirán a los tuyos, hazlo, y de nuevo con el borde de tu lengua recorre sus labios y ella concluirá que su lengua es como su clítoris (no se lo tendrás que decir), y empieza el mismo juego con su lengua: acercarse y alejarse…¿Recuerdas que te dije que había otro lugar que era análogo a su sexo? Creo que ya concluiste que era su boca; prontamente estará vibrando de deseo y su sexo estará húmedo, carnoso y suave, dispuesto para que tu lo tomes o bueno, para ser sinceros, para que su sexo envuelva y tome el tuyo.

Te aseguro que los besos son un buen comienzo, y a pesar de que tu intención sea la cama y las sábanas, empieza por ahí, hazte merecedor de cada suspiro de ella, conquístalo, y gánatelo, pero no lo tomes como quien sube a un bus y paga el pasaje, te aseguro que por más que pagues tu pasaje con “te amos” pronto su cuerpo y corazón comprenderán que únicamente tienes intenciones de satisfacerte a ti mismo con el cuerpo de ella y el amor que ella te tenga se irá y los abandonará para siempre.

También aprovecho para recordarte que el amor es la mejor llave del cuerpo; puedes abrir cuerpos sin esa llave, ambos lo sabemos (hasta todos los hombres lo sabemos y de vez en cuando disfrutamos, de igual forma como lo hacen ellas con nosotros); pero el amor hará que tu papel de amante sea mas lúbrico, que la piel esté más dispuesta, que los besos sean más apasionados, que las palabras susurradas y dichas te lleguen al corazón, que en el momento en que tu cuerpo sienta que debe dejar la semilla en lo profundo su ser, la primera palabra que sientas que debes decir sea “te amo”, esto hará que cualquier orgasmo adquirido en una noche de conquistas, de tragos o hasta de dinero, quede valiendo lo mismo o menos que una tarde en la que decidiste autocomplacerte.


Si ya haz cumplido todos los requisitos, besaste sus labios, susurraste, mordiste su cuello, apretaste su cintura, le dijiste con todo tu ser que la amabas y ella también te confirmó ese sentimiento desde su corazón, haz quitado poco a poco la ropa que impone barreras entre tu cuerpo y el de ella, ella quitó la tuya como quien busca un tesoro y sabe dónde se encuentra, oliste el perfume que se echó para ti, y presentiste el olor de su sexo en su cuello un poco más abajo de su oreja derecha (o izquierda según el caso), has jugado a las caricias, y has confirmado su sexo, carnoso, húmedo, estrecho y bendecido para ti, como te gusta, como quieres que esté, como también a mí me gusta… te confirmo que has pagado todos los peajes para que ambos se regalen lo mejor de su ser. Recuerda varias cosas: la ternura; la velocidad, lento y fuerte y luego apasionado y contundente; la dulzura, no olvides repasar cada centímetro de su piel y si bebes del sabor del sexo de ella… memoriza cada rincón, cada labio, cada carnosidad y protuberancia, y bueno el resto del trabajo, te lo dejo a ti, ella te dará señales de su complacencia o de su incomodidad, aprende a leerlas, es la clave para que te sigan regalando noches de amor y pasión.

Toma esto como una pequeña guía o como un desahogo a tanta pasión que yo siento al tocarla, al sentirla mía, y yo sentirme de ella; te dejo pues buen amigo y éxitos con la mujer que amas.

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