El resplandor de tu piel desnuda
ilumina esta penumbra
donde nos amamos
no te veo
mas te siento
tu piel fresca, deseosa y dispuesta
yemas y terminaciones nerviosas
nos conectan
Espalda que termina donde mis deseos se realizan
labios que sedientos
piden destellos
que eclipsen los sentidos
la suerte nos trajo
a esta penumbra absoluta
donde mis ojos te sienten claramente
donde mis manos y mi corazón te ven
donde mi piel te adivina y te espera
el silencio es el preludio
de nuestra noche
de la entrega que no conoce fronteras
de esta cama que cruje
al vaivén de las caderas
Pensamientos, intentos de poesía, erotismo, reflexiones y temas varios. -------- "Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso suelo rimar –en verso de contorno difuso- mi viaje byroniano por las vegas del Zipa..., ... ¡Y tanta tierra inútil por escasez de músculos! ¡Y tanta industria novísima! ¡tanto almacén enorme! Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos... (Tergiversaciones, LEON DE GREIFF)"
domingo, diciembre 21, 2014
Resplandor y penumbra
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Encuentros
viernes, septiembre 12, 2014
La primera vez
La primera vez que vi sus senos
los quise míos
los quise eternos
__
los quise míos
los quise eternos
__
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Encuentros
miércoles, septiembre 10, 2014
y ella..
Y ella me besó...
y en mi alma grabé sus labios
y en mi alma grabé sus labios
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Encuentros
miércoles, febrero 12, 2014
Sabía que estabas ahí
Sabía que estabas ahí
en la certeza de tus rechazos
en tu caminar lleno de indiferencia
en la sonrisa que no me querías regalar
en la distancia que preferías conservar
Sabía que estabas ahí
cuando con prudencia me tratabas
y decidías no acercarte para que no me ilusionara
Era obvio
eras tu
era tu corazón el que me llamaba
el que a gritos suplicaba que te sacara de la soledad
de la cantidad acumulada por la rutina de días iguales
Eras amada mía
la que estaba tras el velo de la prudencia
y la deferencia que exige el protocolo de oficina
Eras esposa
la que reclamabas a gritos que te tomara
y te llevara conmigo
a este paraiso en que no nos dejamos de amar
en la certeza de tus rechazos
en tu caminar lleno de indiferencia
en la sonrisa que no me querías regalar
en la distancia que preferías conservar
Sabía que estabas ahí
cuando con prudencia me tratabas
y decidías no acercarte para que no me ilusionara
Era obvio
eras tu
era tu corazón el que me llamaba
el que a gritos suplicaba que te sacara de la soledad
de la cantidad acumulada por la rutina de días iguales
Eras amada mía
la que estaba tras el velo de la prudencia
y la deferencia que exige el protocolo de oficina
Eras esposa
la que reclamabas a gritos que te tomara
y te llevara conmigo
a este paraiso en que no nos dejamos de amar
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