miércoles, abril 20, 2005

Cruce de caminos.

Nuestros caminos se cruzaron, torpemente
dimos rienda suelta y decidimos tenerlos unidos
uno pegado al otro para mirarse, para reconocerse
con el paso del tiempo con el paso de los pasos.

Cantamos, reímos, jugamos
danzamos en la lluvia,
llenamos días de deseo
y noches de inagotable pasión.

Contamos estrellas y gotas de caramelo en nuestros rostros,
pintamos atardeceres sobre días grises
y en días grises gozamos de los mutos placeres.

Sin querer nuestros caminos se entrelazan,
se confunden uno con el otro, y vuelven y se separan, danzan,
serpentean buscándose, deseándose, tocándose suavemente con sus bordes
atraídos por la gravedad mutua, por la piel, y concentración de sentimientos.

Sin querer nuestros caminos hacen que todo quede atrás,
que el pasado se olvide y que sólo se mire hacia adelante.
Por ahora recorramos parajes, visitemos lugares,
memoricemos nuestras voces, gestos y cuerpos
hasta que la metáfora nos abandone
y por fin dejemos de hablar de nuestros caminos
y los convirtamos sin pensarlo, sin tan siquiera presentirlo
en uno solo.

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