viernes, febrero 02, 2007

La última vez que subí los escalones

Subí los últimos escalones, encontré la puerta entre abierta, la luz de la Luna alcanzaba a llegar hasta donde me encontraba,
empujé, detallé cada pedazo de arte que lograba apreciar de la habitación, caminé hacia ella, el viento de verano mecía las cortinas raídas por los años, ella en su cama dormía, el tiempo no había querido tocarla, le guardaba respeto a su piel canela y a la calidez de su corazón.

Me acerqué, me arrodillé y tomé su mano conservada caliente por el hechizo, detallé como la Luna rendía tributo al amor que brotaba de mi corazón, tome aire, acerqué mis labios, la bese con todo cuanto uno puede dar para despertar a alguien del maleficio de las guerras pasadas y de los insultos dichos, de las injurias realizadas, de los conflictos no solucionados, la besé con todo el amor que un hombre que ama y que se arrepiente por no haber sabido amar ni escuchar, la besé con mi alma, y ella, ella tomó aire, suspiró y cambió de posición en su cama por toda la eternidad.

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